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viernes, 17 de mayo de 2013

MEMORIAL DE MAUTHAUSEN 2013.Los republicanos de Cantabria estuvieron allí.


MEMORIAL DE MAUTHAUSEN 2013

Crónica de los actos


 

Doce de mayo de 2013, nueve de la mañana. cielo cubierto, pero sin lluvia ni frío.

Miles de personas procedentes de Europa y otros continentes, agrupados por nacionalidades, van concentrándose ante los monumentos erigidos en memoria de las víctimas del campo de exterminio nacionalsocialista de Mauthausen (Austria). El correspondiente a los deportados españoles, es el único que hubo de ser sufragado por los propios supervivientes, tras quedar éstos abandonados a su suerte al ser liberado el campo el 5de marzo de 1945. Finalmente, Francia accedió a protegerles y reconocerles.

Cada grupo está compuesto por representación diplomática y militar, instituciones públicas, organizaciones memorialistas, estudiantes, asociaciones juveniles, culturales, y diversos colectivos y particulares sensibles al significado de esta conmemoración.

Finalizado el acto en cada monumento, la representación de cada país inicia un recorrido por los demás obeliscos. A su llegada son saludados por la representación diplomática respectiva, y los militares del país visitante, proceden solemnemente a depositar una corona de laurel, acompañados en ocasiones con la interpretación las vibrantes notas de las cornetas y el retumbar de los tambores, mientras los civiles permanecen en actitud de profundo respeto y los militares realizan el saludo reglamentario.

Frente al adusto monumento de granito, la representante de la Amical de Mauthausen, Rosa Torán,  pronuncia unas palabras de saludo, presentando a los alumnos de dos institutos catalanes y de los demás participantes, entre los que se encontraban familiares de deportados cántabros asesinados en Mauthausen y al castillo de Artheim, así como miembros de la asociación AGE de Cantabria y Región de Murcia, así como de Republicanos-RPS de Cantabria, y de la asociación austriaca de los descendientes de los supervivientes españoles que se quedaron a vivir en aquel país.

Poco después se incorporó la delegación francesa con un secretario de embajada al frente, que además de hacer una ofrenda floral ante el monumento español, dirigió un emotivo discurso en reconocimiento a los combatientes republicanos, que tras exiliarse a Francia al término de la guerra civil, continuaron la lucha durante la ocupación nazi, siendo deportados a Mauthausen al ser capturados, y a los que Francia acogió y otorgó la nacionalidad tras la liberación del campo.

 

Posteriormente y en obelisco levantado por  Francia, los españoles fueron invitados a participar en el acto. No tuvo reparo el diplomático francés en reconocer la deuda histórica de su país para un reconocimiento más expresivo ante la gesta de los españoles. Las banderas de la República Española se intercalaron con las de Francia, mientras los jóvenes estudiantes catalanes, desplegaban una enorme bandera tricolor. Al finalizar los españoles fueron invitados a iniciar los primeros compases de La Marsellesa.

Ante la llegada de las representaciones de otros países al monumento español, sin una delegación diplomática que los recibiese, como se hace en el resto de los monumentos, el colectivo de españoles hubo de asumir dicha función, agradeciendo expresivamente este homenaje a las diferentes delegaciones que lo visitaban.

“Ahí llegan….” “Tarde, como siempre” –añadió alguien-. Todas las miradas se dirigieron hacia las tres personas que jadeantes y desgreñadas, se aproximaban por la pendiente. La estampa de la representación diplomática española no era patética, si no más bien parecía sacada de una película de Berlanga. Un secretario anodino y dos trabajadores –no funcionarios- de la Embajada, era todo lo que estado español había movilizado como representación en un acto internacional de esta resonancia y categoría.

Uno de los “diplomáticos”, portaba asida una corona de laurel, como si de una cesta de manzanas se tratara, mientras que con la otra mano, llevaba recogida como con pudor la bandera de la monarquía española.

Apenas recuperado el aliento, y dejada sin solemnidad alguna la corona junto a las demás, uno de los miembros de la asociación AGE, Floren Dimas, se dirigió al que hacía las veces de embajador, José María Valdemoro, encargado de negocios, reprochándole el lamentable espectáculo que ofrecía la delegación diplomática de española en Austria.  “Como militar y como español, me avergüenza que vengan ustedes con una triste corona, cuando las legaciones que han pasado por aquí esta mañana y que hemos tenido que recibir los que estamos aquí, lo han hecho con toda solemnidad, y han sido oficiales de sus ejércitos los que han transportado sus ofrendas florales”. “¿Donde están los militares españoles que vienen a rendir homenaje a los valientes soldados republicanos asesinados en Mauthausen?”.

Respuesta del “embajador” -con voz casi inaudible- fue esta: “En Viena no hay agregado militar que está en Berlín, y no ha venido porque ustedes nos acusarían de derroche en las actuales circunstancias, si nos gastásemos quinientos euros en el transporte”. “Más se han gastado los chinos y los cubanos que han enviado una dignísima representación desde mucho más lejos” – le respondió Floren Dimas.  Este diálogo fue seguido atentamente por los asistentes y recogido por las cámaras de foto y de vídeo, como testimonio de la ramplonería de la ridícula representación de la diplomacia del estado español, en la conmemoración del Memorial Mauthausen.

Comenzado el acto principal en la gran explanada de la fortaleza, fueron desfilando las delegaciones nacionales presididas por supervivientes y altas autoridades civiles y militares, seguidos de la participación más variada imaginable (trajes de época, familias con niños en carritos, inválidos en sillas de ruedas, boys scouts marciales y serios, escolares, un obispo polaco, sacerdotes ortodoxos, etc.). Al frente del grupo español, se colocaron los tres representantes de la embajada española, seguidos a distancia de los demás. Al llegar al final del recorrido, el encargado de negocios español inclinó la bandera monárquica ante la pirámide de coronas laureadas. En ese momento y ante los supervivientes y autoridades de todos los países, la delegada de Republicanos-RPS de Cantabria, Beatriz Sainz, mientras levantaba la bandera de la República exclamó con voz fuerte: “¡Esta es la bandera de España!”.

Contrastando con la esperpéntica representación oficial de España, que por no tener ni siquiera tenía una silla reservada junto a las demás legaciones y hubieron de sentarse entre el público –con la bandera monárquica plegada en ristre-, los demás países se volcaron en rivalizar por dar mayor prestancia, solemnidad y significación a su delegaciones. El sentimiento compartido de los españoles allí presentes, fue de humillación y vergüenza.

Ningún representante de ninguna fuerza política ni sindical de la izquierda española, ha sido vista por Mauthausen en esta conmemoración, a pesar de las militancias de miles de los republicanos españoles asesinados. Ni una triste corona de flores. Como siempre, ha sido la España civil, la de los simples ciudadanos, la que ha tomado la iniciativa para mantener la Memoria Histórica de sus mejores hombres y mujeres por defender la libertad.

Santander, 14 de mayo 2013

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