Muchas veces visitar una localidad nos retrotrae a épocas pasadas. Santander es todo un ejemplo. La incursión placentera en la normalidad democrática se encuentra con el maltrecho paisaje de placas llenas de sangre, dolor y odio. Unas calles y edificios decoradas con las más variadas muestras de desprecio. Nombres imposibles en la nueva Alemania, por ejemplo, y que aquí asumimos con normalidad.
Curioso facebook me he encontrado:
POR LA ELIMINACIÓN DE LAS CALLES FRANQUISTAS DE ALICANTE.
Ponemos esta frase en el buscador de nuestro facebook y nos podemos agregar a esta iniciativa.
Todo un ejemplo.
Creo que por la via judicial se pudiera intentar que se mojasen los jueces."nuestra justicia", puede ser que se deba intentar por ahí, pero ¿se podrá? Araceli
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